El Coronel soviético Isaev (Stirlitz), infiltrado en la Alemania fascista durante los 17 días del final de la segunda guerra mundial, ha logrado llegar a lo alto de la jerarquía fascista sin haber sido nunca descubierto. Sin embargo, sus «colegas», Borman, Mueller y Schellenberg comienzan a sospechar de él. Stirlitz constantemente camina en el borde entre las dos identidades, mandando información a la URSS, mientras hábilmente mantiene la aparente lealtad al régimen nazi.